Texto de la meditación (pincha para desplegar)
Bienvenida a la meditación “Los colores de la Fertilidad”, dedicada a la sanación y potenciación de tu capacidad para concebir un bebé. Te recomiendo que, antes de empezar, leas la descripción del vídeo para conocer nuestras sugerencias y recomendaciones. Y una vez estés lista, busca un lugar tranquilo y comenzamos.
Adopta una postura cómoda, preferiblemente, de pie o sentada, procurando que tu espalda esté erguida y tus pies bien enraizados en la Tierra.
Haz una respiración profunda, llénate de aire, hincha pecho y abdomen, y siente como el aire que entra te va llenando de una energía limpia. Exhala y siente como se va liberando tu cuerpo de cargas y tensiones.
Vuelve a hacer una nueva respiración. Al inhalar te llenas de energía creadora y al exhalar, te limpias, liberas tensiones, liberas cansancio, problemas, … todo eso se va.
Mantente en esa respiración lenta, hínchate, llena tu abdomen, llénate de aire y finalmente, suéltalo. Quédate ahí, y observa cómo tu cuerpo se va moviendo, una pulsión, un movimiento de expansión y contracción, que te va llenando de aire para después soltarlo. Y en ese movimiento, céntrate ahora en tu boca, y date cuenta cómo aparece una saliva fluida, líquida, agradable que llena tu boca.
Sigue respirando y fíjate en tu cara, relaja tus ojos, relaja tu frente, deja caer la mandíbula, relaja toda tu expresión. Relaja tus hombros, déjalos caer lejos de las orejas. Deja que tu cuello esté blandito y flexible. Si estás de pie, flexiona suavemente tus rodillas y deja que tu pelvis tenga más libertad de movimiento. Mantén una postura en la que sientas que tu espalda está erguida, pero sin tensión. Y sigue respirando. Y date cuenta cómo esa respiración va haciendo que tu cuerpo sienta como una ola que le va recorriendo.
Observa ahora cómo late tu corazón, al ritmo de esa misma ola. Tu corazón y tu respiración se sincronizan y de tu corazón nace también una ola que se expande hacia tus pies y cabeza, gracias a su latir constante. Obsérvalo y acompáñalo con la respiración y con el movimiento ligero de tu cuerpo. Mantente en sincronía con el latido de tu corazón. Observa como ese latido, esa energía se expande por todo tu cuerpo.
Y ahora visualiza o imagina una luz rosa que nace de tu corazón. Y esa luz rosa pulsante, al ritmo de esa ola, alcanza a tu útero y lo envuelve. Lo envuelve y lo acoge. Tu útero se siente seguro, acogido, protegido, por esa luz pulsante rosa y cálida. Lo siente suave, lo siente amoroso, lo siente cálido. Y sigue ahí, y observa cómo se siente tu útero ahí, en ese nido cálido de Amor.
Observa cómo tu útero también pulsa al ritmo de tu corazón y al ritmo de tu respiración. Y cómo empiezas a sentir calor en tu útero, en tu vagina, en tus trompas, en tus ovarios. Siente la energía y siente ese latido. Y visualiza o imagina a tu útero emitiendo una luz celeste, que viaja hasta tu garganta pasando por el corazón. Hazte consciente de ese flujo de energías azul y rosa que ahora está vibrando en todo tu cuerpo, conectando corazón, útero y garganta. Siente su dulzura.
Y sintiéndote en esa calidez y esa dulzura, ahora ubica tus ovarios y siente un óvulo. Es un óvulo que está feliz porque tú le vas a dar acogida, porque tú le vas a recibir en tu útero, le alimentarás, le darás cariño, le darás amor y crecerá dentro de ti. Hay vida dentro de ti.
Observa ese óvulo. Está feliz. Lleva tus manos a tu tripa y masajéala suavemente. Puedes hacer círculos con tus manos, puedes hacer movimientos adelante y atrás, muy suave, como una pluma. Y si lo deseas, puedes parar el movimiento para observar ese óvulo que está ya creciendo en tu tripa. Siéntelo. Siente su energía.
Habla con él.
Soy tu mamá.
Yo te cuido.
Mi cuerpo te acoge.
Mi cuerpo te alimenta.
Mi cuerpo es tu nido.
Mi cuerpo te protege.
Yo te protejo.
Porque soy amor.
Porque soy vida.
Hay vida en mí.
Soy capaz. Estoy preparada para ello.
Y ahora percibe cómo ese óvulo va creciendo. Ya no es un óvulo, ya no es una única célula. Es un pequeño bebé que está creciendo, con sus manitas, sus bracitos, sus piernas, sus piececitos, su cabecita… todo. Es perfecto. Es precioso y está dentro de ti. Lo puedes sentir. Y sientes que está dentro de tu barriga, sientes su peso dentro de tu barriga. Está ahí. No lo dudes. Está ahí.
Mírale a los ojos. Y ahora recuérdate:
Todo está bien
Todo estará bien.
Mi cuerpo puede hacerlo.
Mi cuerpo está preparado.
Yo estoy preparada.
Y ahora pregúntate: ¿qué parte de mí no está preparada? ¿hay algo en mí que te hace dudar? Escucha, no lo juzgues. Deja que aparezca la respuesta. No hay nada bueno ni malo en ello. Simplemente hazte consciente.
Y una vez te venga la respuesta, pregúntate de nuevo: ¿qué puedo hacer para evitar este obstáculo?
Y con decisión, con confianza recuérdate que tú puedes superar eso y mucho más. Que estás aquí con un propósito y que lo vas a conseguir porque tú eres creadora de vida. Porque tú puedes hacerlo. Porque tú estás preparada para ello. Y porque tu decisión está por encima de todo. No dejarás que ningún obstáculo te aleje de tu deseo.
Vuelve a masajear tu barriga. Vuelve a sentir esa energía. Disfruta del momento con tu bebé. Sabes que puedes volver a este momento siempre que quieras. Vuelve a visualizar tu útero, cubierto de esa energía rosa que procede del corazón, que lo ilumina, que lo nutre, cómo late tu útero porque es tu segundo corazón. Tu útero ya está preparado. Tu útero va a acoger a tu bebé y lo va a cuidar, lo va a alimentar.
Sabes que puedes.
Y ahora, toma una respiración profunda. Asegúrate de que ves cómo el aire llega hasta tu útero y lo llena y en la exhalación pide que toda emoción no deseada que haya podido surgir se vaya. Que todos los miedos que se hayan mostrado se vayan. Que todas las dudas que hayan podido aparecer, se vayan.
Ayúdate de la energía celeste que nace de tu útero y viaja hasta tu garganta para liberar esas emociones, permitiendo su expresión a través de la voz.
Toma otra respiración y exhala. (..Ah….) Quizá incluso con un suspiro, una ‘a’ abierta, un bostezo, o incluso una carcajada. Está bien, sea lo que sea, déjalo salir.
Y deja que tu cuerpo se mueva y se estire si es necesario. Bosteza y no dejes que la energía quede ahí retenida. Libérate de toda carga, de toda tensión que haya podido aparecer en tu cuerpo.
Respira de nuevo profundo y siente cómo la saliva sigue fluyendo en tu boca.
Tómate unos segundos sintiendo tu cuerpo y respirando libremente.
Y ahora, muévete. Mueve brazos, mueve espalda, mueve pies… Hazte consciente de los sonidos y de la temperatura del espacio en el que te encuentras.
Y cuando estés lista, puedes abrir los ojos y volver de esta meditación.
Y agradécete por este momento, agradécete por cuidarte, por cuidar de tu cuerpo, de tu útero y del óvulo que ya va a ser tu bebé.
Gracias!
Y recuerda que puedes volver a la meditación siempre que quieras. Escucharla durante, al menos 21 días consecutivos va a hacer que sus efectos sean mucho más apreciables para ti. Te aconsejo buscar un momento fijo en tu rutina diaria para practicarla, facilitando así su incorporación regular y evitando que se te olvide.
No olvides compartir tus avances, progresos y cualquier dificultad que encuentres en los comentarios. Estaremos encantados de ayudarte y guiarte en tu camino de creación.