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Las pantallas y el cerebro emocional

Las pantallas y el cerebro emocionalTe presentamos este impresionante libro, resultado de un profundo trabajo en revisión y organización de múltiples estudios psicológicos y neurológicos de los últimos años, sobre el comportamiento y aprendizaje humano. Presentado de una manera amena y sencilla de entender, en él, Joan Ferrés, deja meridianamente claro el papel clave y fundamental de la emoción y el subconsciente en todo procesamiento del cerebro, y su efecto en los productos finales: aprendizaje, pensamientos y comportamientos.

Es un libro que nos ha emocionado y reafirmado, ya que, asienta experimentalmente los conceptos de base sobre la neurología de las emociones, que llevamos años empleando en el enfoque terapéutico y crecimiento personal de Libertad Emocional. Y lo consiguió desde el primer momento, porque la obra de Ferrés prácticamente comienza con este texto:

Enfrentado a una pantalla

«Me conectaron a un ordenador mediante varios dispositivos colocados en mi piel. Conectaron uno a mi dedo medio izquierdo para medir la conductividad cutánea, otro a mi frente —presumiblemente para examinar mi actividad cerebral—, un tercero me fue puesto en mi muñeca izquierda para tomar mi pulso, y el último sobre el área de mi corazón, para controlar la circulación. Otro dispositivo, un rudo joystick, fue colocado en mi mano izquierda. Presionándolo hacia adelante y hacia atrás, podría indicar si me gustaba o me desagradaba lo que estaba viendo. Entonces Rob y Stephen abandonaron el laboratorio y comenzó el espectáculo.

Vi un típico menú de imágenes a ritmo rápido: sexo, publicidad, noticias, debates, sentimentalismo y tedio. Los cortes parecían durar unos quince segundos cada uno. Para los estándares normales de la televisión, esa velocidad no parecía excesiva, pese a que en mi papel de crítico instintivo, encontraba muy difícil mantener el ritmo con el joystick.

Al final del experimento de veinte minutos, me sentía absolutamente frustrado por no haber podido expresar mucho más que algunas débiles aprobaciones y desaprobaciones. En muchas escenas, no había tenido tiempo suficiente para expresar nada en absoluto. Cuando Rob y Stephen regresaron para rebobinar la cinta y revisar los gráficos en el ordenador, les comenté mi sensación de impotencia. Entonces ellos se rieron y me invitaron a mirar la pantalla mientras volvían a poner la cinta sincronizando los datos. Para mi absoluto asombro, vi que cada escena, cada golpe, cada cambio de imagen habían sido grabados por un sensor u otro, y habían sido introducidos en el ordenador. Podía ver los densos perfiles de los gráficos que se correspondían con mi conductividad cutánea, mi pulso, los latidos de mi corazón y con cualquier misteriosa reacción que mi frente había estado registrando. Estaba atónito. Mientras me esforzaba en expresar una opinión, todo mi cuerpo había estado escuchando y observando, y había reaccionado instantáneamente».

La piel de la cultura
Derrick De Kerckhove, 1999: 35-36

El libro se divide en cuatro partes, todas respaldadas por estudios y citas de profesionales de la psicología y neurología.

La primera es una introducción en la que se introduce el papel fundamental del subconsciente y la emoción en todas las facetas del ser humano:

Joseph LeDoux, profesor de Neurociencia y Psicología en la Universidad de Nueva York, escribió a finales de los noventa sobre «las lastimosas consecuencias» que se derivan del tratamiento que la teoría cognitivista ha hecho de las emociones (LeDoux, 1999: 43). En otro momento LeDoux explica por qué se equivocaron los cognitivistas: «Freud tenía razón cuando definió la conciencia como la punta del iceberg mental» (ídem: 20). LeDoux va más allá cuando escribe: «Es en el inconsciente emocional donde tiene lugar gran parte de la actividad emocional del cerebro» (ídem: 71). Y todavía: «La cognición y la emoción [...] parecen funcionar a nivel inconsciente, y al nivel consciente únicamente llegan los resultados de los procesos cognitivos y emocionales, y sólo en algunas ocasiones» (ídem: 23). Hoy la mayor parte de los científicos están de acuerdo. «No más del 5% de la actividad mental se desarrolla de manera consciente» (Punset, 2005: 159). Algunos se atreven a ir más lejos: «En el inconsciente radica una porción mucho mayor de la vida psíquica de la que imaginó Freud» (Braidot, 2005: 177).

Incluso como consumidores:

«La evidencia indica que lo que los consumidores dicen en respuesta a una pregunta explícita está, muchas veces, en contradicción con lo que realmente sienten, piensan hacer y hacen en realidad» (Zaltman, 2003: 163).

Y abre una puerta a la esperanza del cambio:

Antonio Damasio (2006: 20) [...] «Es un error pensar que es mejor no avanzar en la neurociencia porque sus descubrimientos pueden ser utilizados por los manipuladores de cerebros o por los publicitarios. Son los manipuladores los que deben temer: cuanto más sabemos cómo funcionan nuestras mentes, más difícil resulta manipularnos».

En la segunda parte, «El poder de las emociones», el texto se centra en explicar el poder que las emociones tienen en la vida de las personas frente a la razón y el pensamiento. Aunque hasta ahora no se haya tenido consciencia de ello, los pensamientos están influidos por las emociones y, además, las necesitan para poder actuar con efectividad:

«No hay acción humana sin una emoción que la funde como tal y la haga posible como acto»

«[...] al cambiar nuestra emoción cambia nuestro razonar, y cambian nuestro ser y nuestro mundo»

Humberto Maturana

«La emoción es más antigua que la cognición y, desde luego, el organismo se fía mucho más de ella que de la racionalidad»

Francisco J. Rubia

«No olvides que tu inconsciente es más inteligente que tú, más rápido que tú y más poderoso que tú. Puede incluso controlarte. Nunca lo sabes todo sobre sus secretos»

Cordelia Fine

Joan Ferrés I Prats«las emociones pueden movilizar por sí solas, mientras que los pensamientos por sí mismos no pueden hacerlo»

«Nuestros comportamientos irracionales no son aleatorios, son sistemáticos. Nuestra estructura cerebral nos lleva a cometer siempre un mismo tipo de error.»

«La mente humana sacrifica a menudo el rigor y hasta la verdad para procurarse una sensación tranquilizadora de control»

Joan Ferrés I Prats

La tercera parte del libro, «El poder de las pantallas», trata sobre la gestión de las emociones como requisito indispensable para obtener el máximo potencial de las herramientas tecnológicas y las nuevas prácticas comunicativas. Muestra cómo el cerebro prima la respuesta emocional ante los estímulos externos en sus decisiones y el modo en que es posible combinar la información multimedia para que sumen sus efectos:

«sólo aplicando al estudio del cerebro el concepto de red, sólo asumiendo la necesidad de la integración e interacción entre los diversos módulos cerebrales, se puede explicar el funcionamiento de la mente»

«La neurociencia confirma la intuición popular según la cual la potencia expresiva de unos estímulos visuales se incrementa si se les asocian estímulos provenientes de otros sentidos, como el oído o el olfato»

«La conclusión es que las emociones pueden facilitar o dificultar la comunicación y el aprendizaje. Para que los potencien, es imprescindible que el estímulo que ha de ser interiorizado forme parte de la experiencia emocional»

«Sólo atendiendo al componente emocional se puede explicar que el interés compartido sea la construcción colaborativa de conocimiento, la búsqueda de soluciones para resolver un conflicto social, el cultivo del cotilleo o una práctica de bullying o de linchamiento»

Joan Ferrés I Prats

«Los consumidores de hoy tienen tanta necesidad de creer en sus marcas como los griegos en sus mitos»

Christian Salmon

Y en la cuarta y última parte, «El poder de la educación mediática», Ferrés propone distintos criterios para llevar a cabo la educación mediática partiendo de los aspectos puestos de relieve por la neurociencia y plasmados en el texto para, finalmente, atendiendo a la necesidad latente que existe hoy de una metodología para el análisis de relatos audiovisuales, plasmar una propuesta que aborde dicho estudio.

«Para entender qué pasa dentro de nuestra mente, hemos de mirar hacia fuera, y para entender qué pasa en el exterior, hemos de mirar hacia dentro»

Gerd Gigerenzer

«[...] el logos sólo tiene valor "si es regado por las fuerzas profundas de la afectividad, los sueños, las angustias, los deseos"»

(Morin, 1973: 145).

«Controló durante una jornada laboral la actividad de diez agentes de la bolsa [...] Al final del día entre todos los agentes se habían tomado más de mil decisiones financieras, apostando más de 4 millones de dólares [...] Los errores más dramáticos fueron el resultado de estar demasiado tensos o de confiar sólo en la lógica racional»

Andrew Lo

«Los seres humanos somos, pues, idénticos desde el punto de vista de que todos nos movemos por deseos y por miedos, por preferencias y aversiones. Lo que nos distingue es nuestra específica base de datos de preferencias y de aversiones»

«La mayor parte de las personas piensa que los medios influyen en la mayor parte de las personas, pero no en ellas»

«Una buena propuesta metodológica ha de partir, pues, de lo emocional para llegar a lo racional, ha de partir de lo inconsciente para llegar a la conciencia. En otros términos, ha de ayudar al receptor a convertir la emoción en reflexión, lo inconsciente en conciencia.»

Joan Ferrés I Prats

Por poner un pero, comentar que la solución que propone el autor al problema del cambio de comportamientos y desarrollo de la capacidad crítica frente a la información, es la contraposición de emociones positivas frente a emociones limitantes (anclajes). Su enfoque educativo que no tiene en cuenta la posibilidad de liberar permanentemente las emociones limitantes con ejercicios de relajación o meditación. Proceso de cambio que se puede comprobar aplicando los protocolos de desensibilización progresiva (curiosamente él mismo los cita), y leyendo las investigaciones de Sara Lazar que evidencian los cambios neuronales producidos por la meditación. Otra ventaja  de la liberación de emociones es que al no hacer uso de otras emociones positivas el sistema no puede ser empleado de manera manipuladora, sesgando las decisiones a tomar (efecto que explica el mismo autor).

En resumen. Una obra imprescindible que esperamos ayude a desterrar el mito del dualismo emocionalidad - racionalidad.

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