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Acoso escolar

Acoso escolarEl acoso escolar o bullying no es algo nuevo. Las novatadas y abusos ha venido ocurriendo desde hace mucho tiempo, pero ahora, gracias a la cobertura de los medios de comunicación, se hace una realidad más presente en nuestras vidas. En el fondo, no es más que otra versión del maltrato, que se puede dar en la familia, el colegio, el trabajo, cualquier otra actividad, y que también ocurre con animales.

El bullying es un fenómeno complejo que puede estar provocado por muchas causas que sufren entre el 5% y el 10% de los jóvenes. Éste puede ser físico o sutil, haciendo sentir mal a la víctima por otros medios, como pueden ser los digitales. 

La respuesta general ante el acoso ha sido intentar controlar a los maltratadores, pero con las nuevas tecnologías se hace más difícil el conseguirlo y pensándolo fríamente: 

"'¿servirá de algo realmente?'. [...] Desde mi experiencia, considero que desde le damos una tablet a un niño de 2 años ya está conectado. La conexión es inevitable. [...] ¿cuál es la edad de inversión digital? ¿tres, cuatro, cinco años..? Les entregamos una tecnología sin explicarles cómo usarlo".

"Lo que está claro es que el 40 - 45% del futuro laboral de estos jóvenes están en puestos que no se han ni inventado todavía y todos relacionados con tecnología, ¿cómo le vas a separar de la tecnología?"

"El 'ciberacoso' no es más que una caja de resonancia de lo ocurre durante el día en el colegio"

Como suele suceder, se intenta evitar el efecto final, pero no nos enfrentamos a la causa real y las consecuencias del bullying. ¿Nos estamos interesando realmente por lo que vive el chico? ¿O es que no sabemos qué hacer con lo que siente?

"Cuando mi hijo no quiere ir al instituto, no quiere abrir el móvil, no entra en sus redes sociales, algo está fallando. Si los juzgamos y no le damos la importancia suficiente, nunca van a confiar en nosotros. [...] Tenemos que estar atentos y ver qué siente el menor cuando apaga el móvil".

 Sin una formación emocional de padres, educadores y alumnos, que les enseñe y entrene en la liberación de los miedos e inseguridades propios de la infancia, adolescencia e incluso la madurez, y se les dote de herramientas de mediación eficaces, no seremos capaces de resolver definitivamente el problema.

"El acoso no necesita intervención, necesita prevención. A los menores hay que ofrecerles una educación preventiva, desde los valores de la amistad sin condiciones o manipulaciones".

"¿Cómo no se dieron cuenta los profesores de lo que estaban sufriendo estos menores? ¿Ningún compañero presenció el maltrato? ¿Por qué no dijo nada? [...] 'A veces, los profesores no intervienen por falta de ganas, porque no le dan importancia, porque victimizan al acosador o porque, simplemente, no saben hacerlo'".

"Lo que los expertos recomiendan es una formación integral basada en la prevención entre iguales para que no existan observadores pasivos [...] método que emplean el 90% de centros de educación pública en Finlandia y que ha eliminado el 79% de casos de acoso escolar desde 2007 [...] Durante el recreo, se eligen varios alumnos vigilantes, que son responsables de la seguridad del grupo, y en cada colegio hay un equipo de tres adultos que se pone a trabajar cuando detecta un caso de acoso escolar".

Los números respaldan este tipo de intervenciones, aunque surge una pregunta: ¿qué pasa cuando la víctima no está cerca del grupo que la protege, fuera del colegio por ejemplo? La educación en valores y la empatía es imprescindible, pero si no enseñamos a las víctimas a desprogramar el estado de indefensión aprendida al que les induce el acoso, no serán capaces de ser persona libres e independientes. Tenderán a reproducir esas situaciones en el futuro, dándose casos de violencia doméstica o mobbing en el trabajo. Por eso queremos recalcar que para resolver definitivamente el problema del maltrato, es a la víctima a la que hay que empoderar, enseñándole a liberar sus patrones de miedo y bloqueo. Una vez rotos no volverá a ser objeto de acoso, porque reaccionará como el otro 90% o 95% de personas que nunca lo han sufrido.

Artículos originales publico.es

"El problema del acoso escolar digital es que no acaba nunca"

JENNIFER TEJADA - @jenntejada92, MADRID

 

"No aguanto ir al colegio y no hay otra manera de no ir". Así se despedía Diego, el niño de 11 años que se suicidó el pasado 14 de octubre en una carta a sus padres al no aguantar más la situación que sufría en el aula cada día. Es uno de los casos más dramáticos que hemos conocido, pero no es el único. 

El acoso escolar siempre ha existido y en la actualidad es un problema social que va a más ya que las víctimas sufren ataques de manera física, pero también a través de Internet o del teléfono. 

El experto formador en competencia digital para menores, Jesús Pernas, de la Asociación NACE (No al Acoso Escolar) señala que las tecnologías son una herramienta maravillosa para los jóvenes, pero que necesitan aprender a usarlas de una manera sensata para evitar estos casos de acoso y saber cómo actuar. 

Pernas, también creador del proyecto 'Acompáñame en la red' dedicado a guiar a los menores en su desarrollo digital de forma segura, asegura que es importante desvirtualizar la red, para que los jóvenes entiendan que no deberían creerse ni los halagos ni los insultos, y que aprendan a resolver conflictos.

Los padres y los docentes, insiste, tienen que ser modelos a seguir, y para ello propone cursos de capacitación digital para éstos y que se lleve a cabo una reforma en la educación para luchar contra este problema social que cada vez más acaba con las vidas de muchas víctimas.

P. ¿Qué es el ciberbullying?

Yo no hablo de bullying, intento evitar los términos anglosajones y llamarlo violencia digital. Para dar una definición oficial, nos tenemos que ir a la reforma del Código Penal del 31 de marzo del 2015, en la que el acoso ya se ha tipificado como delito. La mejor definición, en mi opinión es esa. Y es que a través las tecnologías de la información alguien contacte con un menor para llevar a cabo algún tipo de acoso, y no implica injuria o algún tipo de insulto, sino simplemente hacer sentir mal a la víctima.

Yo hablo de violencia digital y la entiendo como cualquiera de las maneras de agredir, ya sea a través de insultos, hostigamiento, o de phishing (que es hacerse pasar por otra persona con un perfil falso), es decir, cualquier cosa que provoque un daño en la víctima, vulnerar sus derechos o su desarrollo evolutivo, emocional y psicológica.

Hay una diferencia entre lo que conocemos como acoso "tradicional" y el acoso digital que se manifiesta en cualquiera de las plataformas digitales. Hay una única similitud que es hacer sentir mal a una víctima, ya sea de forma individual o en grupo. 

¿El 'sexting' se considera un tipo de violencia digital?

Sí. Hay dos tipos: uno tiene un objetivo sexual y el otro, uno económico (chantaje). Se trata de difundir imágenes de carácter sexual de una persona sin su consentimiento. Cuando hablo de consentimiento, quiero recalcar una cosa, que es la edad legal para el acceso a las plataformas. En Facebook hasta los 14 años no puedes publicar la imagen de nadie, ni siquiera de tus propios hijos. Con lo cual muchos ya van en contra de las normas.

Se considera sexting cuando la distribución de las imágenes de carácter sexual es entre iguales, ya sea entre adultos o menores. Yo lo llamo violencia sexual digital. 

Europa propone elevar de 13 a 16 años la edad mínima para usar servicios como las redes sociales. ¿Cómo cree que afectaría este cambio?

Yo me pregunto '¿Para qué? ¿servirá de algo realmente?'. Psicológicamente, lo primero que hace un menor cuando entra en una red social es mentir, porque miente sobre su edad. Desde mi experiencia, considero que desde le damos una tablet a un niño de 2 años ya está conectado. La conexión es inevitable.

¿A qué edad deberían, en su opinión, tener teléfono móvil los niños? ¿Qué tipo de control deberían emplear los padres y profesores en su uso? 

Aquí quiero hablar de una idea que llamo "Niño-terraza-frente". Lo explico: Cuando hace buen tiempo, los que tenemos hijos, salimos a tomar el vermut con los niños pequeños alrededor, y para que nos dejen hablar tranquilamente les dejamos el móvil para entretenerlos. En el móvil hay redes sociales, y los juegos a los que juegan normalmente son parte de estas redes, por lo que ya están conectados. ¿No te has fijado nunca en cómo se sientan con el móvil? Se ponen con la frente en la mesa y el móvil por debajo porque no ven con el sol y no saben subir la iluminación de la pantalla. Por lo tanto, ¿cuál es la edad de inversión digital? ¿tres, cuatro, cinco años..? Les entregamos una tecnología sin explicarles cómo usarlo

La tecnología les llega de sus padres que son su referencia de seguridad. Por eso el papel de los padres es fundamental. Tenemos que ser modelos, enseñarles un buen uso del tiempo, normas para saber cuándo pueden usar estos dispositivos y cuándo no. Tenemos que estar permanentemente atentos a cómo están y cómo se sienten.

Pero si muchos padres desconocen estas tecnologías, ¿cómo van a controlarles y enseñarles a hacer un buen uso de las redes?

Hay que formarse, es vital. No se trata de ser amigos de nuestros hijos en las redes. Mi madre no vendría a la discoteca conmigo de joven, hay que respetar su intimidad. Pero es importante saber lo que está pasando, por su seguridad. Hay que dialogar muchísimo. Ser modelo y enseñarles a resolver conflictos. 

Cuando mi hijo no quiere ir al instituto, no quiere abrir el móvil, no entra en sus redes sociales, algo está fallando. Si los juzgamos y no le damos la importancia suficiente, nunca van a confiar en nosotros. Nuestra debilidad (la falta de conocimiento tecnológico) no tiene que ser un problema para nuestros hijos. Sí sabemos resolver un conflicto, también sabemos que la amistad es incondicional, sabemos empatizar con los demás, tenemos que enseñarles que sean exquisitos a la hora de tratar con los demás. 

P. ¿El anonimato en la red da carta blanca a los acosadores?

El anonimato como tal no existe, se puede terminar localizando al acosador. Con la Deep Web (Internet Profunda) sí se ha conseguido el anonimato total, y ahí es casi imposible localizar a la persona. En ese caso hay que trabajar con la persona que está recibiendo el acoso.

Hay una forma de acoso que se utiliza mucho ahora. Si un grupo de 50 personas se pone de acuerdo en bloquear a una persona a la vez, le borran la cuenta de WhatsApp. ¡Imagínate que a un chaval le borren la cuenta! Es un acoso por exclusión. 

Otro tipo es a través de la geolocalización. Casi todos vinculamos el móvil a nuestro email y algunos son capaces de tener localizada a la víctima: "Ya estás saliendo del cine, te vamos a cortar el cuello", es un mensaje que recibió uno de los jóvenes con los que trabajo.

¿Existen mecanismos suficientes para identificar el acoso escolar y atajarlo?

Estamos intentando instaurar protocolos de acoso en el ámbito digital y no tiene nada que ver. El "de siempre" tiene una intención dañina. Sin embargo, la mayoría de los casos en el mundo digital empiezan como un juego. La nueva pandilla está en Instagram y en WhatsApp. La intención dañina pasa, primero, a ser una intención de juego, y luego ya se va agravando. En el acoso tradicional, hay una presencia física. En la digital a veces ni se conoce al acosador. El acoso tradicional duraba lo que duraba la agresión, aquí no acaba nunca, los vídeos no paran de salir y todo el mundo lo conserva, por lo que hay una sensación de que vuelve a ocurrir una y otra vez. Es permanente.

Tenemos que estar atentos y ver qué siente el menor cuando apaga el móvil. El desarrollo social y emocional del menor se ve afectado tanto en el acoso tradicional como en el digital, van de la mano. 

En 'Acompáñanos en la red' lo que intento es que aprendan a proteger su espacio. Cogemos al administrador de un grupo de WhatsApp y hacemos un tipo de juramento, como un juego. Se trata de conquistarle y no juzgarle. Lo que hago es que jure que será firme con las normas, por ejemplo: "juro solemnemente que en este grupo no se insultará, y si alguien insulta, se le eliminará del grupo". Parece que el hecho de tener WhatsApp ya permite que te puedan insultar. 

¿Cómo de eficaz ve el número de teléfono que se propone para el acoso escolar, al estilo del 016 para la violencia de género?

Estamos en tal situación que cualquier recurso que sirve para ayudar vale. Pero hay un problema, es una forma de calmar la conciencia social con un "estamos haciendo cosas", pero hacer un cambio profundo en el sistema educativo, en la forma de enseñar a los menores, nos va a liberar de esta carga.

Las víctimas se ven muy solos y con miedo, tener un recurso accesible a esto es positivo, pero simplemente lo veo como una declaración de intenciones que tiene que ser mucho más grande. ¿Quién va a calmar a ese niño que llama para que pueda ir al cole al día siguiente? No podemos darle una calma instantánea. 

Toda iniciativa siempre es buena pero vamos a coger el problema y meterlo de forma curricular. Quienes tienen que tomar protagonismo en esto son los familiares y los docentes. Propongo hacer un curso de capacitación digital desde la repercusión emocional que tiene en los menores, no desde la herramienta. El acoso no necesita intervención, necesita prevención. A los menores hay que ofrecerles una educación preventiva, desde los valores de la amistad sin condiciones o manipulaciones

¿Qué consejos daría a un joven que sufre este tipo de acoso? 

Lo que está claro es que el 40 - 45% del futuro laboral de estos jóvenes están en puestos que no se han ni inventado todavía y todos relacionados con tecnología, ¿cómo le vas a separar de la tecnología?

El acoso es un problema social. Las claves son la educación y la capacitación tecnológica. Cuando entienden la maravillosa dimensión que tiene la red para cumplir sus sueños no se preocupan en perder el tiempo en machacar a otros.

Pocas veces se soluciona un conflicto en la red, por lo que hay que desvirtualizarlo. Yo imprimo las discusiones y cuando lo leen en un folio muchas veces ni se lo creen. No hay que creerse ni los halagos ni los insultos. Ser uno mismo, no dejarse llevar por el miedo. Poner límites. Saber decir "no te permito esto". Saber salir del grupo de whatsapp cuando no te gusta. Tenemos que crear chavales capaces. 

Es importante también trabajar con las mujeres para que entiendan que la belleza viene de dentro, para que no se dejen llevar por los primeros cuatro o cinco que le den un 'me gusta'. Que no se lo crean, nadie puede decirte que eres la más bonita del mundo si no te conocen. 

Observadores pasivos: los otros culpables del acoso escolar

ANNA FLOTATS - @AnnaFlotats, MADRID

 

Diego, un niño de 11 años, se suicidó hace tres meses en Madrid porque, según escribió en una carta dirigida a su familia, no aguantaba "ir al colegio". Igual que Alan, un joven transexual de 17 años que el pasado diciembre se quitó la vida en Barcelona por "la presión y la incomprensión" que sentía en el colegio. Ante esos casos, que han devuelto el acoso escolar a la palestra, solemos preguntarnos: ¿Cómo no se dieron cuenta los profesores de lo que estaban sufriendo estos menores? ¿Ningún compañero presenció el maltrato? ¿Por qué no dijo nada? El bullying es un fenómeno complejo que puede estar provocado por muchas causas. Por eso, el camino para acabar con este tipo de agresiones —que sufren entre el 5% y el 10% de los jóvenes, según varios estudios— no debe centrarse, dicen los expertos, en la víctima sino en la colectividad, es decir, en los testigos que, de forma inconsciente, pueden llegar a respaldarlo. 

El maltrato se da porque el contexto lo permite. "Permitir los insultos u otros comportamientos agresivos predispone al acoso y ahí está la raíz del problema", explica a Público la psicóloga clínica especializada en niños y adolescentes Sofía Czalbowski.

Un ejemplo: en una clase, un niño se equivoca al responder una pregunta y un grupo de alumnos se ríe de él. El profesor tiene dos opciones: hacer callar sin más o aprovechar la interrupción para decir que reírse de un compañero porque se ha equivocado es una falta de respeto que no se debe tolerar. "Si se deja pasar ese primer acoso, el maltrato puede repetirse en el patio", afirma el presidente de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar, Enrique Pérez-Carrillo de la Cueva.

Sin embargo, a veces no es fácil detectar si un comportamiento puede desencadenar en un caso de bullying, por eso es tan importante frenar prácticas que puedan ser malinterpretadas. "Si dos niños que están jugando en el patio se pegan el uno al otro riéndose puede que ambos lo entiendan como un juego, pero también puede suceder que no sea así y que uno de los dos esté sufriendo. Como hay dudas, es mejor intervenir y detener ese juego", argumenta la directora del colegio Cor de Maria-Sabastida de Barcelona, Montserrat Millán. 

Enrique Pérez-Castillo: "El 'ciberacoso' no es más que una caja de resonancia de lo ocurre durante el día en el colegio".

Pérez-Carrillo apunta que, lamentablemente, esa no es la actitud mayoritaria: "A veces, los profesores no intervienen por falta de ganas, porque no le dan importancia, porque victimizan al acosador o porque, simplemente, no saben hacerlo". Millán lamenta que no haya una formación específica para profesores en este sentido —"cuando llega al centro un niño que ha sido víctima de acoso escolar en otro colegio no hay un traspaso de información, sólo cabe estar alerta"— pero, como profesora, reconoce que el día a día "te lleva a no ser ciego". "Hay que ser muy poco persona para no detectar determinadas cosas y, si en el centro hay un clima colaborativo, es fácil que se establezcan dinámicas en las que un alumno que sufre pueda acercarse a un adulto con confianza".

Precisamente con el objetivo de detectar el acoso, y apremiado por los últimos suicidios de menores, el Gobierno ha anunciado un plan de choque contra el maltrato escolar. El ministro de Educación, Íñigo Méndez Vigo, prometió formación de profesores y padres, un manual, una guía y un teléfono para las víctimas. "Una iniciativa para contrarrestar la alarma social", según Pérez-Carrillo, y "un plan de marketing", según Millán. 

Sofía Czalbowski: "La permisividad de los insultos y de situaciones de agresividad y violencia predisponen al acoso".

Lo que los expertos recomiendan es una formación integral basada en la prevención entre iguales para que no existan observadores pasivos. "Por un lado, la víctima no suele confesar el maltrato por miedo a quedar como un chivato, porque cree que pasará o porque se siente culpable; y por otro, los compañeros no se involucran porque minimizan la gravedad del maltrato o porque temen que la violencia se gire contra ellos", explica Czalbowski. Por eso es imprescindible trabajar qué significa la violencia desde el grupo e incorporar ese tema a situaciones personales. "No hay que limitarse a dar información y soltar discursos que, normalmente, les entran por un oído y les salen por el otro. Hay que dar cauces a los alumnos para que se expresen, pero no sólo cuando los medios hablan de ello, sino como una asignatura transversal", sigue Czalbowski, que recomienda que el grupo acuerde normas y elija qué comportamientos considera intolerables.

Programa KiVa: el método de éxito en Finlandia

En eso se basa, precisamente, el método que emplean el 90% de centros de educación pública en Finlandia y que ha eliminado el 79% de casos de acoso escolar desde 2007, según el profesorado que lo imparte. El programa KiVa, acrónimo de Kiusaamista Vastaan (contra el acoso escolar) intenta cambiar las normas que rigen el grupo, es decir, influir en los testigos para que defiendan a la víctima. Si ellos no participan en el maltrato, la actitud del acosador cambia. Partiendo de esta filosofía, los estudiantes finlandeses reciben 20 clases a los 7, 10 y 13 años para identificar las distintas formas de acoso y mejorar la convivencia. Durante el recreo, se eligen varios alumnos vigilantes, que son responsables de la seguridad del grupo, y en cada colegio hay un equipo de tres adultos que se pone a trabajar cuando detecta un caso de acoso escolar.

El maltrato a través de las redes sociales es una de esas nuevas formas.  Aun así, advierten los expertos, no debe tratarse como un fenómeno desligado del acoso escolar. "El móvil amplía la duración del maltrato", apunta Pérez-Carrillo, "pero el ciberacoso no es más que una caja de resonancia de lo que ocurre durante el día en el colegio", es decir, la persecución al diferente. Por ese motivo, la diputada de Compromís en las Cortes Valencianas Marián Campello —que ha confesado que sufrió este tipo de maltrato entre los 12 y los 14 años— reivindica que la escuela "enseñe a vivir y a disfrutar la diversidad", en definitiva, explica a Público, "a amar la diferencia". 

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