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El esfuerzo

Hombre empujando una piedra redondaMe acabé hace poco el libro “Inocencia radical” de Elsa Punset y en sus últimas páginas aparecía una frase cuyo significado me hace resonar a menudo (alguna situación en mi vida que tengo que buscar). El texto era: “La fuerza de cada persona no radica en no tener miedo y no sentir debilidad, sino en ser capaz de enfrentarse a ellos”.

(Pincha en los enlaces si quieres descargar la pdf_buttonpresentación y el Audioaudio del taller: La clave del Éxito - Esfuerzo o Inspiración)

Así, de primeras, podría estar de acuerdo con lo que expone. Si alguien no tiene miedo, ni se siente débil, es fácil que “supere” los problemas. Realmente sin esas emociones limitadoras la mayoría de los problemas no existirían, serían situaciones en las que tomar una decisión como tantas otras (así que, señor sin-miedo, tú no cuentas, no te has despeinado siquiera). El caso contrario se produce cuando te tienes que esforzar y sobreponer a las emociones para poder superar la situación, ahí es donde radica la verdadera fuerza. Pero, ¿las personas que no son capaces de enfrentarse a sus miedos no tienen esa fuerza? Entonces, ¿son como las que no sienten el miedo?

Para mí, en ese concepto: “eres fuerte si enfrentas tus emociones negativas”, es donde se esconde uno de los mayores peligros de la sociedad. La injusticia.

Voy a poner un ejemplo un poco extremo para clarificar lo que quiero decir. Pau es un chico que mide 2.14 m., juega al baloncesto y entre sus capacidades está encestar colgándose del aro suspendido a 3.05 m del suelo. Y Paco es otro chico de 1.71 m. que en sus mejores momentos no ha llegado a saltar más de 2.60 m. con el brazo estirado. Alguien que no sepa estas limitaciones, por ejemplo un ciego, podría oír a Pau colgarse del aro y decirle a Paco: “Si Pau lo ha hecho tú también puedes, sólo tienes que esforzarte”.

Haciendo el símil con la frase de Elsa, Pau sería la persona sin miedo que no tiene un problema colgándose del aro y Paco podría tener la “fuerza” para enfrentarse al aro e intentar colgarse una y otra vez. El ciego, podría ser cualquiera de nosotros, porque así es como solemos estar, ciegos, cuando juzgamos la limitación emocional de los demás. Si la limitación es física es algo objetivo y todos podemos apreciarla y aceptarla, pero cuando la limitación es emocional (miedo, debilidad), no hay modo de ser objetivo y la vara de medir es nuestra experiencia, limitaciones y capacidades.

Esa fuerza de la que habla Elsa suele estar relacionada con la capacidad de superar la emoción y no con el esfuerzo real que implica esa superación. Si suben el aro a 3,50 m. a Pau puede que le cree un poco de inquietud y saque fuerzas para superar el obstáculo, pero para Paco sería la puntilla a lo que le quedase de moral. ¿Si ya lo he intentado otras veces con el aro más bajo y no lo he conseguido? ¿Para qué volver a hacerlo? ¿Para que se rían de mí? Y la cadena de pensamientos negativos podría seguir y seguir. ¿A quién le va a costar más superar el “miedo”?.

Si la frase fuese cierta y lo que respetase la sociedad en los individuos fuese el coraje de enfrentarse a tareas que les superan, sin la hipocresía implícita (sólo es respetable si superas la tarea, lo importante es participar), los más valorados deberían ser los menos dotados, los que peores resultados obtienen, los que más fracasan, porque ellos son los Pacos intentando colgarse del aro a 3.50 m. animados por los ciegos: “Si Pau lo ha hecho tú también puedes, sólo tienes que esforzarte”.

De este modo acabamos frustrados, alabando a personas que según nuestra experiencia se han esforzado y han conseguido cosas que serían muy difíciles o imposibles para nosotros. Y ¿realmente han sido tan complicadas para ellos? El que lo hayan conseguido ya indica que o no era tanto lo que había que superar o fueron capaces de reducir la barrera. No es que Paco haya sido capaz de saltar 3.50 m. es que el aro habrá bajado hasta los 2.50 m.

El objetivo no debería ser esforzarse, te esfuerzas más fregando a mano que con la lavadora, lo verdaderamente productivo sería enseñar a eliminar esas limitaciones, para poder ser como los sin-miedo, ya que, en realidad buscamos conseguir resultados y no gastar la energía chocando una y otra vez con el problema.

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