Abundamos un poco más en el tema de la reversión del envejecimiento, con otro artículo publicado...
La inexistente fuerza de voluntad
En el experimento de los niños y las golosinas, conocido como el test del malvavisco, se le ofrece al niño darle dos golosinas si aguanta un tiempo sin comerse la que tiene delante. Tradicionalmente se concluye que los niños con más fuerza de voluntad son los que consiguen posponer la gratificación y así obtienen un mayor beneficio. Estos niños son los que al crecer logran mejores resultados en sus vidas, lo que dejaría claro que la conclusión es correcta. Pero, ¿y si al niño no le gustan las golosinas? ¿Eso significa que tiene fuerza de voluntad infinita y puede conseguir todo lo que se proponga en la vida?
¿Qué pasaría si la realidad fuese al revés? Que lo que en realidad evalúa el experimento es la intensidad de la respuestas emocional del niño ante la golosina, que sería inversamente proporcional a ese concepto virtual e inexistente, conocido como fuerza de voluntad. Eso sí, la conclusión sería la misma. Los niños con menor carga emocional son lo que tendrán menos problemas para conseguir sus objetivos.
Te proponemos un juego. Observa la cara de los niños e intenta adivinar por su expresión si superarán la prueba.