El Karma y la libertad emocional

Libro La Ley del KarmaHace poco cayó en mis manos el libro "La Ley del Karma" de G.W. Kaveeshwar, notable erudito y estudioso de la religión y filosofía hindú. Ley que, según se dice en el libro, "es uno de los principios básicos del pensamiento ético indio. Pocas propuestas filosóficas tienen una aceptación tan amplia en la cultura y la religión de aquel país como esta ley. De hecho, se trata solo de una extensión del principio lógico de los valores morales."

Como desde hace mucho tiempo me atraen las ideas filosóficas orientales, decidí echar un vistazo más profundo al tema y me lo leí, pero como ya tengo "deformación profesional", lo hice bajo la óptica de las implicaciones de la Libertad Emocional. Las conclusiones a las que llegué quiero compartirlas en esta reflexión.

La Ley del Karma

Kaveeshwar nos dice, en las primeras páginas, que la Ley del Karma es "una extensión del principio lógico de la causalidad universal y uniforme a la esfera de los valores morales. [...] Del mismo modo una buena acción tendrá buenas consecuencias y una mala, malas". Por tanto, es una Ley universal a la que todos estamos sujetos y que se aplica a todas las reencarnaciones. "Cuando los frutos de la acción son tales que no pueden ser asumidos en la vida presente o en el transcursos de una vida humana, el individuo tiene que nacer de nuevo como hombre o como cualquier otro ser viviente".

Su argumento propone que si te ha ocurrido alguna desgracia es porque anteriormente en esta u otras de tus vidas has obrado mal y la Ley del Karma lo está equilibrando. El proceso de reequilibrado puede suceder a lo largo de las reecarnaciones y eso explicaría por qué parece haber personas que hacen el mal y no son castigadas o que hacen el bien y sufren calamidades. Pero esta línea de pensamiento puede llevar a otros posteriores en los que podría ser razonable cuestionar el castigo de los criminales, la libertad de la voluntad, si existe un sufrimiento inmerecido, la validez de la misericordia, etc. y en los diferentes capítulos del libro trata de darle una coherencia a las respuestas a esas preguntas.

Siempre me ha parecido interesante el concepto de reencarnación y las diferentes justificaciones a su existencia. En este caso el razonamiento parece bastante pragmático: explicar por qué ocurren cosas malas en la vida o por qué hay personas que nacen con deformidades o enfermedades heredadas o con dones. Kaveeshwar expone que lo que nos ocurre en esta vida sin tener en cuenta la Ley del Karma y la reencarnación "no consolará o satisfará al que sufre estos infortunios cuando éste se pregunte por qué entre todas las personas ha dado la casualidad de ser él el que ha nacido de tales padres".

La impresión que me quedó al leer el libro es que La Ley del Karma está hábilmente formulada para ofrecer consuelo a las personas sobre la causa de los sufrimientos en su vida y como medio para evitar que se realicen malas acciones, ya que, vas a ser castigado por ello en algún momento de tus reencarnaciones. Sensación que parece confirmar Kaveeshwar en otro pasaje de su libro en el que dice que de no tener en cuenta las vidas anteriores y la Ley del Karma "se corre el riesgo de desembocar en una insoportable frustración mental cuyos efectos pueden manifestarse en conductas indeseables o en la voluntad de hacer daño, no sólo a la sociedad, sino también a uno mismo". También cita que esta misma intención de ofrecer consuelo y guía está presente en otras creencias religiosas, con juicios y recompensas después de la muerte.

En el fondo de la idea de la Ley del Karma residen los concepto de bien y mal que, según entiendo, se interpretan como hechos objetivos que representan un beneficio o un daño para otros seres. De ahí surgiría la idea de justicia, que intenta devolver al equilibrio el daño ocasionado y recompensar las buenas acciones. Pero, ¿cómo cambiaría el concepto del equilibrio, la justicia y la Ley del Karma si el bien y el mal no fuesen algo objetivo? ¿o si lo que heredamos no viene de vidas pasadas sino de nuestros  antepasados?

La voluntad y el mal

KarmaComo suele suceder, en las discusiones sobre ética y moral se parte de que todas las acciones del hombre son voluntarias, porque de otro modo no tendría sentido hablar de acciones buenas o malas, las acciones simplemente serían inexorables y no podría sostenerse con facilidad la idea de justicia.

Pero, según las investigaciones de varios psicólogosneurólogosparece que la mayoría de nuestras decisiones, que posteriormente nos llevan a la acción, son subconscientes. Es decir,nuestros pensamientos conscientes tienden a ser justificaciones de las ideas y emociones que nos llegan desde el subconsciente, más que razonamientos puros, tendiendo a actuar mediante patrones de pensamientos y decisiones automáticas, que solo en el caso de que los analicemos conscientemente podremos modificar. Entonces, si tenemos patrones automáticos de conducta "malos" tenderemos a actuar con "maldad", salvo que mediante el juicio nos hagamos conscientes de esas decisiones autónomas y cultivemos una actitud de alerta ante nuestros pensamientos inconscientes para controlar las reacciones automáticas. Esta suele ser la respuesta común de muchas escuelas éticas y psicológicas, pero un pequeño problema que pone en cuestión esta solución: la respuesta emocional.

Según el neurólogo Antonio Damasio los pensamientos y las emociones son inseparables ya que se guardan conjuntamente en los recuerdos, que son la clave de la toma de decisiones. Para tomar una decisión nuestro cerebro busca todas las asociaciones posibles del problema que evaluamos con nuestras experiencias pasadas y, por tanto, recupera todos los recuerdos relacionados que pueda encontrar. Cuando accede a una memoria se liberan todos los elementos que la componen: la experiencia sensorial externa, las emociones y los pensamientos, siendo la clave, para decidir cuáles de todos esos recuerdos son los importantes, la intensidad de las emociones almacenadas en ellos. Consecuentemente, serán las experiencias más potentes las que llegarán a nuestro consciente para ser evaluadas, pero nuestra capacidad de análisis de la información depende de la eficiencia de nuestro neocórtex y ésta disminuye cuanto mayor sea la respuesta emocional (estrés).

Este proceso es un círculo vicioso del que es difícil escapar. Cuando estamos tranquilos podemos evaluar nuestras acciones pesadas con claridad y comprobamos que no hubiésemos hecho las mismas cosas que cuando estábamos con una intensidad emocional muy alta. Pero, ¿cómo podíamos haber actuado de otro modo si en aquel momento no disponíamos de una "mente clara" para haber visto otras soluciones? Este hecho parece ser tan claro que hasta se reconoce en las mismas leyes con los atenuantes, como el trastorno mental transitorio. Para salir de este ciclo necesitamos no tener esa respuesta emocional automática y eso es posible conseguirlo liberando las emociones de los recuerdos. Al lograr el control consciente de nuestras decisiones sí es aceptable cargar con la responsabilidad total de nuestros actos, porque entonces podremos ver varias soluciones y nuestra conducta será meditada y acorde a la realidad.

El bien y el malUna vez somos responsables de nuestros actos el siguiente punto a abordar es la naturaleza "objetiva" del bien y el mal, comenzando por las implicaciones emocionales. Las acciones se suelen evaluar como buenas o malas dependiendo de las consecuencias que tengan para otros seres, pero los hechos son vividos de maneras diferentes dependiendo de la persona que los sufra. La erupción de un volcán se calificará como mala si afecta negativamente a seres vivos y buena de otro modo (el nacimiento de una nueva isla volcánica, por ejemplo).

La corriente cognitivista de la psicología nos dice que la importancia de los hechos depende de la interpretación interna que le de cada individuo a los acontecimientos externos y consecuentemente la clasificación de bueno o malo será un proceso subjetivo. Habrá ciertos hechos que hagan responder emocionalmente a la mayoría de las personas de una sociedad de un modo parecido y esos hechos serán premiados o castigados socialmente, pero creo que esto es más una consecuencia de la educación social que una respuesta innata de los ciudadanos. Por tanto, si las calificaciones de bien y mal son subjetivas y dependientes de la respuesta emocional y somos capaces de modificar dicha respuesta, llegando incluso a que deje de afectar completamente, ¿sobre qué está actuando la Ley del Karma?

Recapitulación

En la sociedad se pide justicia cuando alguien se siente perjudicado por las acciones de otros, ya sean seres vivos o agentes naturales, y se castiga, por parte de la sociedad o la Ley del Karma, a los ofensores, seres vivos o cosas (dirigir el enfado de un niño contra la mesa con la que acaba de chocar), con el objetivo de que no repitan sus acciones. También hemos visto que las acciones humanas están condicionadas por patrones emocionales, que mientras no se eliminen, difícilmente pueden cambiar y que la necesidad de justicia desaparecería si fuese posible liberar las emociones que me hacen sentir mal por lo ocurrido, la base del perdón. Analizando estas ideas: ¿tiene sentido acarrear culpas y responsabilidades a lo largo de vidas y vidas, o incluso solo en ésta, cuando el mal y el padecimiento dependen de la interpretación de cada persona? ¿tiene sentido sufrir ahora porque seré recompensado en otro momento?

El hecho es que puedes liberar la culpas y todas aquellas emociones que te hagan daño en el momento en que lo decidas y esta realidad choca frontalmente con la ley inexorable del Karma.